Motivar a los niños a leer en casa empieza por convertir la lectura en un momento compartido y placentero, más que en una obligación. Crear un pequeño rincón de lectura, permitir que elijan los libros según sus intereses, o leer en voz alta de forma expresiva son maneras sencillas de contagiar el gusto por las palabras. La clave está en la constancia y en el ejemplo: cuando un niño ve a un adulto disfrutar de un libro, la lectura se vuelve natural y deseable. Además, los momentos de lectura compartida pueden ser un espacio para conversar, imaginar juntos y fortalecer el vínculo familiar.